La primera vez que los participantes del proyecto AGROINCLUSION de España, Portugal, Austria, Alemania, Eslovaquia y Chequia pudieron reunirse presencialmente para un taller de trabajo y una reunión de coordinación entre el 11 y el 15 de octubre en la Dehesa San Francisco. El proyecto trata de un intercambio, identificación de sinergias y la presentación de buenas prácticas para la inclusión de personas con discapacidad intelectual, especial necesidad de atención, con alguna limitación de otro tipo…
¿Cómo ha llegado Fundación Monte Mediterráneo a practicar agroinclusión?
Desde siempre, Fundación Monte Mediterráneo – inspirada en el derecho constitucional de ser feliz en la Constitución de Bután - partía de la base de que la felicidad no era solamente importante para la salud física y mental de las personas sino también para la calidad de los productos.
Al principio de las andaduras de Fundación Monte Mediterráneo, se empezó, entre otras cosas, con el cultivo de tomates en el huerto. Primer intento era: tomates en un cercadito separado y rodeado de una mezcla de otras verduras: berenjena, ajo, zanahoria, etc.
El resultado era regula tanto en cantidad como en calidad.
El segundo intento se basaba en la segregación, o sea, cada clase de verdura por separado, en un pequeño cercadito. Resultado: aún peor.
La integración, o sea, toda la verdura en un mismo cercado pero separadas por clase fue un acercamiento a un resultado aceptable en sabor y consistencia de los tomates.
Finalmente, la inclusión, o sea, la libre convivencia de diferentes clase de cultivos en un mismo espacio, el cultivo mixto, obtuvo el resultado deseado: ¡tomates sabrosos y felices!
Ya que nos había salido bien con los tomates, lo aplicamos en la formación de personas con diferentes tipos y clases de conocimientos, capacidades y habilidades. ¡Todo una convivencia feliz!
